La transición hacia la movilidad eléctrica está transformando todos los sectores del transporte, y el de carga no es la excepción. Sin embargo, aún persiste una gran brecha entre el crecimiento de la flota eléctrica y la infraestructura de recarga, especialmente aquellos diseñados para vehículos de gran tamaño y uso intensivo. En México, por ejemplo, existen poco más de 2,100 estaciones de carga, una cifra que resulta insuficiente frente a las necesidades actuales del mercado. Los expertos estiman que se requerirán entre 15,000 y 20,000 estaciones para 2025 si se busca una adopción masiva.
Además, la digitalización de la logística ha impulsado la integración de herramientas como el monitoreo activo, que permite supervisar en tiempo real el trayecto de las unidades de carga para minimizar los riesgos.
¿Qué es la infraestructura de recarga para camiones eléctricos?
La infraestructura de recarga para camiones eléctricos comprende todos los dispositivos, equipos y servicios que permiten suministrar energía a los vehículos eléctricos de manera segura y eficiente. A diferencia de los autos particulares, los camiones de carga requieren sistemas más potentes y especializados debido a la capacidad de sus baterías y los tiempos operativos que demandan.
En términos generales, esta infraestructura se compone de:
- Estaciones de recarga. Puntos físicos donde se conecta el vehículo, los cuales pueden instalarse en bases logísticas, paraderos, autopistas o zonas industriales.
- Sistemas de control y monitoreo. Software que gestiona la potencia, el estado de carga y la comunicación entre el punto de recarga y el vehículo.
- Canalizaciones eléctricas y protecciones. Componentes que garantizan la seguridad eléctrica y la estabilidad del suministro.
- Equipos de medida y gestión energética. Permiten medir el consumo, ajustar la potencia disponible y evitar sobrecargas.
Los tipos de carga varían según la potencia y el tiempo disponible:
- Carga lenta (3.7 kW). Usada principalmente en depósitos o estacionamientos; tarda unas 10 horas.
- Carga semirrápida (7.4 a 22 kW). Ideal para pausas programadas; puede completar una carga en 1 a 4 horas.
- Carga rápida (más de 50 kW). Típica en electrolineras o centros de servicio; alcanza el 80% de batería en menos de 30 minutos.
Un ejemplo es el de Tesla y su red de Superchargers, que permite recargas de hasta 250 kW, o el sistema CCS (Combined Charging System), adoptado por fabricantes europeos y americanos, que puede superar los 350 kW. Para el transporte de carga, estas tecnologías son esenciales, ya que los camiones eléctricos suelen necesitar entre 300 y 500 kWh por jornada de operación.
Por tanto, el diseño de la infraestructura no solo depende de la cantidad de estaciones, sino de su ubicación estratégica, la compatibilidad entre modelos y la capacidad de la red eléctrica local. Integrar sistemas de monitoreo activo en estas estaciones permite además prever la demanda, optimizar el flujo energético y mejorar la disponibilidad del servicio.
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Principales desafíos en la instalación de infraestructura de carga
El despliegue de infraestructura de recarga para camiones eléctricos enfrenta varios obstáculos técnicos, económicos y logísticos que deben resolverse de forma coordinada entre el sector público y privado. Entre los más relevantes destacan:
- Capacidad y estabilidad de la red eléctrica
El aumento de estaciones de carga exige una red capaz de soportar grandes demandas de energía sin afectar el suministro. En zonas industriales, donde operan decenas de unidades, esto implica reforzar transformadores, líneas de media tensión y sistemas de respaldo.
- Falta de estandarización
Todavía no existe un estándar universal para los conectores o protocolos de comunicación entre vehículos y cargadores. Esto genera incompatibilidades entre marcas y modelos, afectando la experiencia del usuario y la eficiencia operativa.
- Costos de instalación y mantenimiento
Las estaciones de carga rápida, que son las más adecuadas para flotas de transporte, requieren inversiones significativas. Además, el mantenimiento especializado eleva los costos operativos, especialmente cuando se ubican en zonas alejadas o con baja densidad de tráfico eléctrico.
- Ansiedad de autonomía y planificación de rutas
El miedo a quedarse sin carga antes de llegar a destino sigue siendo un obstáculo psicológico y logístico. Para flotas que cubren largas distancias, la infraestructura debe garantizar estaciones disponibles y funcionales en los corredores estratégicos del país.
- Escasez de incentivos y coordinación institucional
A diferencia de otros países, México aún carece de un marco regulatorio robusto que acelere la expansión de estaciones de carga para transporte pesado. Las políticas actuales se centran principalmente en vehículos ligeros, dejando fuera un segmento clave para la descarbonización logística.
Soluciones e innovaciones para un futuro más sostenible
A pesar de los retos, la infraestructura de recarga para camiones eléctricos está evolucionando rápidamente, por lo que ya se visualizan algunas tendencias y soluciones en este tema:
- Expansión de la red de carga rápida
Ciertas empresas como Evergo o E-DRIVE ya trabajan en México en la ampliación de estaciones de carga pública, priorizando las rutas de transporte y las zonas industriales. Sus modelos incluyen cargadores de más de 150 kW y sistemas inteligentes que ajustan la potencia según la demanda de cada vehículo.
- Integración de energía renovable
Las estaciones de carga alimentadas por energía solar o eólica reducen costos y dependencia de la red. México, con su alto potencial solar, podría convertir esta ventaja en un pilar para el desarrollo de “corredores eléctricos” sostenibles.
- Modelos de servicio integrados
Existen plataformas digitales que permiten a los usuarios localizar, reservar y pagar su carga desde una aplicación móvil. Lo anterior genera un ecosistema más accesible y práctico para las empresas de transporte, además de mejorar la trazabilidad de los consumos
- Formación técnica y colaboración multisectorial
Desarrollar una infraestructura eficiente también requiere personal capacitado. La cooperación entre fabricantes, universidades y gobiernos puede acelerar la profesionalización del sector y la implementación de estándares técnicos comunes.
Un ejemplo de aplicación real es el Ford F-150 Lightning, que demostró cómo un vehículo de gran tamaño puede combinar potencia, autonomía y rapidez de carga. Este tipo de innovaciones impulsa a los fabricantes a diseñar soluciones de recarga más potentes, adaptadas al transporte pesado y con menores tiempos de espera.
En conclusión, el éxito de la electromovilidad en el transporte de carga depende directamente de la infraestructura de recarga. Sin una red robusta, accesible y confiable, los camiones eléctricos no podrán desplegar todo su potencial económico ni ambiental.
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Fuente: The Logistics World