Los automóviles, al igual que cualquier máquina, están expuestos a fallos mecánicos que pueden presentarse sin previo aviso. Desde una simple ponchadura hasta un sobrecalentamiento del motor, cualquier desperfecto puede convertirse en un problema serio si no se actúa con calma y de manera correcta. Por ello, cada conductor debe estar preparado para afrontar una avería en carretera con seguridad. Hoy en día, el monitoreo activo de las unidades de carga se ha convertido en un aliado esencial, ya que permite disminuir la exposición a riesgos, que van desde un reporte de falla mecánica hasta contar con acciones de recupero, en caso de robo. Sin embargo, incluso con tecnología preventiva, siempre es importante saber cómo reaccionar si el vehículo se detiene en medio del trayecto.
Mantén la calma y asegura el lugar en caso de avería en carretera
El primer paso ante una avería en carretera es conservar la serenidad, lo cual es fundamental para pensar con claridad y actuar correctamente. Un conductor alterado puede cometer errores, como frenar de manera brusca o detenerse en una zona peligrosa.
Cuando notes que tu vehículo presenta fallos, como vibraciones, ruidos extraños, humo o pérdida de potencia, debes actuar con rapidez pero sin pánico:
- Enciende las luces intermitentes para advertir a los demás conductores.
- Oríllate con cuidado hacia el acotamiento o una zona segura, evitando bloquear el flujo vehicular.
- No frenes de golpe; disminuye la velocidad gradualmente.
- Coloca los triángulos reflejantes a una distancia prudente, a 0 metros si es una vía recta o 100 metros si hay curvas o baja visibilidad.
Una vez detenido el vehículo, ponte el chaleco reflejante antes de salir. Este paso es vital, sobre todo si el percance ocurre de noche o bajo lluvia, ya que muchos accidentes secundarios se deben a que otros conductores no logran visualizar un auto detenido a tiempo.
Si viajas con acompañantes, indícales que permanezcan dentro del vehículo mientras aseguras la zona. Los pasajeros solo deben salir si están lejos de la carretera o si hay riesgo de incendio.
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Evalúa la situación y solicita ayuda
Una vez en un sitio seguro, evalúa lo que ocurre. Algunas averías en carretera pueden resolverse sin asistencia especializada, pero otras requieren la intervención de un técnico o una grúa.
Entre los problemas más frecuentes están:
- Llanta ponchada o reventada. Si cuentas con una refacción y las herramientas necesarias (llave de cruz y gato hidráulico), puedes cambiarla siguiendo los pasos de seguridad básicos.
- Sobrecalentamiento del motor. Detén el coche, apaga el motor y espera a que se enfríe antes de revisar el radiador. Nunca retires la tapa si aún hay vapor.
- Falla eléctrica o batería descargada. Si tienes cables pasa corriente y alguien puede ayudarte, intenta encender el motor. Si no, será necesario solicitar auxilio.
- Fuga de líquidos o humo. No intentes arrancar el coche. Apaga todo y aléjate si percibes olor a combustible.
Cuando determines que no puedes continuar, contacta a tu aseguradora o a los servicios de emergencia vial. En México, existen varias líneas de apoyo disponibles las 24 horas:
- 074 – Caminos y Puentes Federales (CAPUFE).
- 078 – Ángeles Verdes.
- 088 – Guardia Nacional.
- 911 – Emergencias nacionales.
El servicio de CAPUFE cubre asistencia gratuita en autopistas federales, incluyendo:
- Paso de corriente.
- Cambio de llantas.
- Suministro de agua para radiador.
- Envío de grúa al punto seguro más cercano.
Para acceder a estos servicios, ten a la mano el ticket del pago de caseta. Este comprobante incluye un seguro de responsabilidad civil que protege tanto al vehículo como a sus ocupantes ante daños ocasionados por condiciones de la carretera.
En ningún caso intentes reparar el vehículo sobre el carril o en zonas de poca visibilidad. Si no cuentas con los conocimientos o las herramientas adecuadas, es preferible esperar el apoyo especializado.
Prevención: La mejor herramienta ante una avería
Aunque ninguna medida garantiza evitar por completo una avería en carretera, la prevención reduce significativamente el riesgo. Un mantenimiento adecuado, revisiones periódicas y hábitos responsables al volante son la clave para un viaje seguro.
Antes de salir a carretera, revisa lo siguiente:
- Llantas. Verifica la presión y el estado del dibujo. Las llantas desgastadas pierden tracción y aumentan el riesgo de reventón.
- Frenos. Escucha si hay chirridos o vibraciones al frenar, ya que pueden ser señales de desgaste.
- Aceite y líquidos. Revisa niveles de aceite, anticongelante y líquido de frenos.
- Luces y batería. Asegúrate de que todas las luces funcionen y que la batería no presente corrosión.
- Herramientas. Lleva un kit básico con llave de cruz, gato hidráulico, triángulos, linterna, cables pasa corriente, llanta de refacción y chaleco reflejante.
También conviene tener a la mano un botiquín de primeros auxilios, agua potable y una copia de los números de emergencia. Otro aspecto importante es familiarizarte con tu vehículo. Escucha los ruidos, presta atención a las vibraciones y observa las alertas en el tablero. Si notas algo inusual, no lo ignores, ya que acudir al taller a tiempo puede ahorrarte un percance mayor.
Finalmente, la actitud preventiva también incluye estar preparado para lo inesperado. Si conduces largas distancias con frecuencia, considera contratar un servicio de asistencia vial o una cobertura de seguro que incluya grúa, paso de corriente y cambio de llantas. Estas medidas no solo brindan tranquilidad, sino que también garantizan tu seguridad y la de tus acompañantes.
En conclusión, sufrir una avería en carretera no tiene por qué convertirse en una experiencia caótica. Mantener la calma, actuar con prudencia y conocer los protocolos adecuados puede marcar la diferencia entre un susto menor y un accidente grave. Recuerda siempre señalizar el área, protegerte con equipo reflejante, solicitar ayuda y no improvisar reparaciones peligrosas.
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Fuente: Gobierno de México